martes, diciembre 13, 2005

mudanza

les escribo para comunicarles que este blog cierra a fin de año. va a seguir estando en la web, pero el despunte literario que había puesto en este lugar va a trasladarse a chico de country donde voy a comenzar, desde el 2 de enero próximo, a postear una tira que se actualizará todos los lunes y los jueves.
cariños para todos los que me leyeron por aquí y, para los que quieran seguir haciéndolo, los espero en voyeur, que se actualiza de lunes a viernes, y desde el 2006 en chico de country.

miércoles, noviembre 16, 2005

marilyn

sacó de su bolsillo el pañuelo y se le caían las lágrimas. la imagen en la tv era blanco y negro.
sentado en el living de su casa, el chofer de marilyn, canoso pero todavía peinado a la gomina, contaba historias sobre la diva. el periodista le preguntaba sobre qué relación había tenido con ella y él respondía que su relación era sólo laboral. fue en vano. nadie le creyó, claro.
mientras relataba aquellos detalles sobre la vida de la estrella, se intercalaban las imágenes clásicas de marilyn. viento entre las piernas, lunar, labios rojos, cabello albino, tacos altos, piernas lechosas, tetas lechosas, vestido inmaculado, envolviéndonos, envolviéndome.

no, ella no usaba, respondió el chofer cuando el periodista insistió con lo de la ropa interior: incluso, prosiguió el chofer, algunas veces, cuando teníamos esas conversaciones y ella descendía de mi limo, yo tenía que meterme en el asiento trasero como si fuera un pasajero y, con este añuelo, mostraba el pañuelo con su mano derecha, secaba el asiento.

el periodista preguntó si ella se orinaba. el chofer rió a carcajadas y respondió: no, no se orinaba. mojaba el sillón, enfatizó con los ojos bien abiertos. estaba sonriente y ya no había lágrimas en su rostro. todas estaban en aquel pañuelo, aquel retazo de historia.

martes, noviembre 01, 2005

anonima/I

luisa quería ser. ¿tan difícil es?, se preguntaba. para los demás luisa era. pero ella sentía que no.
no le gustaba formar parte de un todo. no le gustaba vivir en un departamento con cien familias, no le gustaba haberse recibido en bellas artes con trescientas personas más, no le gustaba hacer fila para el colectivo, no le gustaba llamar y que de ocupado pero esto último no tiene mucho que ver. o sí.

no quería ser el centro del universo, pero sí un poco más de atención. no de sus padres, ni de sus amigos y amigas, ni de alguno de sus ex. quería atención general. que le pidan disculpas cuando la chocaban en la calle, que cuando no tenía monedas para el colectivo y estuviera contando le dijeran que le prestaban diez centavos, que no se preocupara, que diez centavos no son nada. eso quería y eso buscó en el valle patagónico.

apenas llegó, la saludó un tipo en la calle como si la conociera de toda la vida, como cuando de chiquita se iba de vacaciones a córdoba y saludaba a los lugareños desde el auto.

se instaló, comenzó a estudiar para cheff, dijo que así aumentaría su calidad de vida. al año, pintó varios paisajes y trabajó como camarera. invitó a comer al profesor, no se delató con afrodisíacos, terminó en la cama con él, en dos días se enteraron todos y ella aparentó estar ofendida con la comunidad. por dentro estaba chocha.

egresó el lunes pasado. le pusieron el gorrito simpático a ella y a dos compañeros más. tres alumnos. una de tres. toda una diva, no piensa volver.

sábado, octubre 22, 2005

borges

era la primera vez que estaba conforme con algo que había escrito. era un cuento.
no sé a qué edad lo había terminado, pero tampoco es que haya sido demasiado chico; nunca fui prodigio para más que ser irreverente y maleducado.
no me acuerdo bien de qué trataba y no tengo copia. imagino que no debía ser nada brillante, aunque debió haber estado bastante decente como para que yo venciera mi timidez y se lo mostrara a alguien. en aquel caso, sólo a mi mamá. mi primera lectora.
recuerdo, sí, que al pie lo había firmado como jorge luis borges. no era con motivo de usurpar su prestigio ni nada por el estilo; ni siquiera había leído nada de él. pero precisaba que mi mamá no fuera mi mamá y borges era el único nombre propio que yo relacionaba con eso de escribir.
hice mis últimas correcciones, firmé con nombre ajeno e hice la entrega del caso.
-má, leé esto.
-¿para qué?
-tengo que escribir una opinión sobre esto para el colegio.
-ay, pero vos sabés que el que sabe de estas cosas es tu padre.
-dale, má.
ni siquiera hoy sabe que aquello que le di era de mi autoría.
ah, le pareció inentendible. como todo lo de este tipo, dijo.

martes, octubre 11, 2005

hendrix

carlos había gastado todos sus ahorros en la misma guitarra que usaba hendrix. bah, no era la misma-misma; era el mismo modelo y con el mismo año de fabricación. con ese dinero se podría haber comprado un auto; no el mejor, pero un auto al fin. vení para casa, me dijo por teléfono.
cuando llegué, conectó la guitarra al amplificador y me comenzó a tocar little wing. hacía sus típicas, e igualmente ajenas, poses de rockero estrella, estiraba las cuerdas de acá para allá, movía los labios como si el sonido de la guitarra saliera de su boca y hasta se había puesto una corbata de vincha.
al terminar me preguntó: ¿cómo sonó?. bien, le respondí yo con el rostro evidentemente desanimado. hizo una pausa mientras desconectaba el cable de la guitarra.
no sonó igual a hendrix, me dijo resignado y me facilitó la tarea de decírselo. no se había dado cuenta: hendrix no tocaba con esa guitarra. hendrix tocaba con el alma.
semanas después me dijo que era ese amplificador de mierda. ya había comenzado a ahorrar.