miércoles, noviembre 16, 2005

marilyn

sacó de su bolsillo el pañuelo y se le caían las lágrimas. la imagen en la tv era blanco y negro.
sentado en el living de su casa, el chofer de marilyn, canoso pero todavía peinado a la gomina, contaba historias sobre la diva. el periodista le preguntaba sobre qué relación había tenido con ella y él respondía que su relación era sólo laboral. fue en vano. nadie le creyó, claro.
mientras relataba aquellos detalles sobre la vida de la estrella, se intercalaban las imágenes clásicas de marilyn. viento entre las piernas, lunar, labios rojos, cabello albino, tacos altos, piernas lechosas, tetas lechosas, vestido inmaculado, envolviéndonos, envolviéndome.

no, ella no usaba, respondió el chofer cuando el periodista insistió con lo de la ropa interior: incluso, prosiguió el chofer, algunas veces, cuando teníamos esas conversaciones y ella descendía de mi limo, yo tenía que meterme en el asiento trasero como si fuera un pasajero y, con este añuelo, mostraba el pañuelo con su mano derecha, secaba el asiento.

el periodista preguntó si ella se orinaba. el chofer rió a carcajadas y respondió: no, no se orinaba. mojaba el sillón, enfatizó con los ojos bien abiertos. estaba sonriente y ya no había lágrimas en su rostro. todas estaban en aquel pañuelo, aquel retazo de historia.

martes, noviembre 01, 2005

anonima/I

luisa quería ser. ¿tan difícil es?, se preguntaba. para los demás luisa era. pero ella sentía que no.
no le gustaba formar parte de un todo. no le gustaba vivir en un departamento con cien familias, no le gustaba haberse recibido en bellas artes con trescientas personas más, no le gustaba hacer fila para el colectivo, no le gustaba llamar y que de ocupado pero esto último no tiene mucho que ver. o sí.

no quería ser el centro del universo, pero sí un poco más de atención. no de sus padres, ni de sus amigos y amigas, ni de alguno de sus ex. quería atención general. que le pidan disculpas cuando la chocaban en la calle, que cuando no tenía monedas para el colectivo y estuviera contando le dijeran que le prestaban diez centavos, que no se preocupara, que diez centavos no son nada. eso quería y eso buscó en el valle patagónico.

apenas llegó, la saludó un tipo en la calle como si la conociera de toda la vida, como cuando de chiquita se iba de vacaciones a córdoba y saludaba a los lugareños desde el auto.

se instaló, comenzó a estudiar para cheff, dijo que así aumentaría su calidad de vida. al año, pintó varios paisajes y trabajó como camarera. invitó a comer al profesor, no se delató con afrodisíacos, terminó en la cama con él, en dos días se enteraron todos y ella aparentó estar ofendida con la comunidad. por dentro estaba chocha.

egresó el lunes pasado. le pusieron el gorrito simpático a ella y a dos compañeros más. tres alumnos. una de tres. toda una diva, no piensa volver.